La cultura de la Edad Media es esencialmente teocéntrica y el pensamiento filosófico está ligado, como no podría ser de otra forma, a la teología. De toda esta maraña de temas medievales nos ha parecido interesante escoger únicamente los tres que figuran en el programa adjunto: la problemática relación entre filosofía y teología (fe y razón), los intentos de construir un argumento para demostrar la existencia de Dios y finalmente la personalidad de Tomás de Aquino. No es un periodo fecundo para la filosofía a la que se rebaja en el occidente cristiano a mera ciencia auxiliar de la teología; “ancilla theologiae” se la denominaba. Tendremos que esperar bastantes años para volver de nuevo a los grandes autores racionalistas y empiristas que retoman las riendas de la tradición iniciada por los griegos.
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He leído de algunos estudiosos de Averroes que defienden que él filósofo cordobés no defendió nunca la teoría de la doble verdad, tratándose más bien de una errónea interpretación escolástica. Lo que Averroes habría postulado sería, en cambio, una verdad única a la que se puede acceder por dos caminos: la religión, vía reservada para la mayor parte de los seres humanos, y la filosofía, vía reservada para los sabios y que no llega a ser comprensible por la mayoría de los humanos.